viernes, 26 de junio de 2009

Cuando se cree que la esperanza del Amor está perdida

Pareja de Enamorados

Redacción y fotos: Blanca Oviedo de Monzón
Pedro Parra, de 80 años de edad, dedicó gran parte de su vida a la Guardia Nacional, gran hombre, inteligente y luchador, con mucha historia que contar, pero hoy nos relata cómo conoció a su media naranja, me dejó entrar un poco en su intimidad y narró esa gran historia de amor que hoy lo mantiene vivo. En el mes de Julio de 1997 ingresaron a la Unidad Geriátrica Dr. Joaquín Quintero Quintero de la parroquia Caricuao, 75 pacientes provenientes del Geriátrico de Macuto, La Guaira-Edo. Vargas, por deterioro de la Unidad, donde llegó Petra Pérez, más tarde llega a la Unidad recomendado por el Párroco de la parroquia, Pablo Urquiaga, Pedro Parra, quien no tenía donde vivir y se encontraba muy solo. La futura pareja la ubicaron en el piso 2, donde empezaron a conocerse, a tratarse, luego se flecharon, se enamoraron y unieron sus vidas el 13 de Marzo de 1998, matrimonio que ha durado en el tiempo hasta los actuales momentos, que siguen luchando por conservar esa alegría que les brota del corazón y afrontando todas aquellas adversidades y tristezas que les puedan venir, apoyándose el uno en el otro, y lo interesante de esto, es ver como ellos disfrutan cada día de la vida que Dios les ofrece; para este matrimonio lo que vale es el estar unidos, ellos están ubicados en el piso 6 letra B, donde están todas las parejas, su cuarto es grande, cómodo, tiene un baño, una cama matrimonial, una neverita un televisor y una cocinita eléctrica de una hornilla, donde le prepara la comida a su amor; ellos son populares, colaboradores, tienen muchos amigos dentro de la unidad y como dice Parrita, llamado así por la gente que lo aprecia, «es increíble que haya encontrado el amor aquí, ya cuando pensaba que para mí se había acabado todo».
Petra de Parra, de 87 años de edad, recientemente sufrió una caída en el cuarto, saliendo del baño que le ocasionó una fractura en la cadera, recuperándose, poco a poco, con el servicio que le prestan en la Unidad de Rehabilitación, donde es atendida con las mayores esperanzas de que pronto pueda volver a caminar. Actualmente se encuentra en silla de ruedas, pero es admirable como ella asiste a su terapia 3 días a la semana con mucho optimismo y fuerza de voluntad; Petra dice riéndose, «gracias al favor de Dios me voy a parar muy rápido de aquí». Parrita, sensible, honesto, lleno de mucha paciencia y querido por los doctores y enfermeras del lugar, dice que él ha entregado su vida a esa mujer con mucha dedicación y tolerancia y se atrevió a agregar que puede dictar un curso de cambiar pañales. Esta pareja nos da un gran aprendizaje y deja muy en claro que lo importante de saber vivir es entregar mucho amor sin esperar nada a cambio y que este mundo en que vivimos entienda, cuanta falta hace la sensibilidad y servicio a los demás. Cabe resaltar que hay que tomar conciencia y que estas personas que viven en estos lugares necesitan desesperadamente un cariño, que se encuentran con la soledad sobre sus hombros y que con una visita de un ser querido o de alguien que los recuerde le devuelvan las ganas de vivir, con una sonrisa, con un gesto, con un caramelo, como lo agradecen. Valdría la pena preguntarse, ¿Estaré yo, algún día en un lugar así?
No sabemos, la pregunta es difícil de responder, el futuro es impredecible y la vida da muchas vueltas. No desaprovechemos la oportunidad que nos regala Dios, de cuidar a esos seres queridos que entregaron todo por nosotros.



La pareja de enamorados
junto a Blanca Oviedo


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